Este año se han repartido más de 520 litros de vino entre los vecinos de Palacios de la Sierra. Esta tradición se remonta a finales del siglo XVIII con la desamortización de Mendizabal
Itxaso Saez de Andrés

PALACIOS DE LA SIERRA. La localidad celebró el pasado domingo, 8 de mayo, el día de San Miguel con la apertura de los pastos de La Dehesa y el tradicional reparto de vino a los vecinos.

Cada 8 de mayo Palacios de la Sierra disfruta de la tradicional celebración de San Miguel, un festejo ligado a la ganadería y que se celebra desde la Desamortización de Mendizabal, a finales del siglo dieciocho. Fue entonces cuando el Ayuntamiento palanciano adquirió parte del Prado Nava, en La Dehesa de la localidad. Desde entonces, el Consistorio alquila los pastos al ganadero que más aporte a cambio.

Este año los pastos han sido para un ganadero de Rabanera del Pinar que se ha encargado, además, del reparto del vino, una de las características más singulares del contrato de arrendamiento del prado.

“En el contrato se incluye que el ganadero debe pagar a todos los vecinos casados un azumbre de vino, que equivale a 2,16 litros. Además, a los pasantes, que son aquellos que pasaban en ese momento por el pueblo, también les correspondía media azumbre de vino”, explica Julio Munguía, alcalde de Palacios de la Sierra.

En la plaza. Cientos de vecinos se acercaron el pasado domingo a la plaza del pueblo para recoger su vino, además de acompañar al ganado hasta el pasto, donde permanecerá los meses de verano. En total se repartieron más de 520 litros de vino, ya que “al caer en domingo había más gente en el pueblo que si hubiera sido un día entre semana”, continúa el primer edil palanciano. Actualmente se ha de sacar un vale en el Ayuntamiento para poder recoger el vino.

Cabe recordar que antiguamente la elección del vino también acarreaba sus rituales. “Se ponía una mesa en la puerta del Ayuntamiento para los concejales y otras personas elegidas y eran los encargados de catar el vino. Los comerciantes traían sus botellas numeradas, sin nombre, y se iba votando el que más gustaba. Al final, el más votado era el que se repartía a los vecinos el día de San Miguel Mayo”, asevera Munguía al recordar los orígenes de esta tradición que a día de hoy sigue congregando a los palancianos en torno a la festividad.

Aunque este año el alquiler se lo ha llevado un ganadero de Rabanera del Pinar, algunos palancianos sacaron sus vacas para llevarlas desde el mismo pueblo hasta el Prado Nava, dando así un toque más tradicional a este festejo, recuperando los actos originales y alegrando las calles del municipio.

Recuerdan algunos vecinos cuando todo el pueblo acompañaba al ganado hasta La Dehesa e, incluso, muchos se quedaban allí a comer y, de paso, a probar el vino que se había repartido.

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LVP